LA SAL DE TU VIDA
Envidio
la salada almendra 
que
tus ojos desean,
porque
tus manos ávidas 
le
conducen hasta ti.
Quisiera
ser la nuez 
que
pacientemente abres
para
llevar su corazón 
dentro
de ti.
Tengo
celos de las pipas
que
exclaman de placer
al
crujir sus cuerpos
entre
tus dientes de coral.
De
verdad que muero un poco
cada
vez que tus labios abrazan
el
sabroso pistacho 
que
gozoso revienta
para
derramarse en tu boca.
Y
quisiera ser la sal
que
besa tu boca,
que
tus labios excita,
que
tu lengua saborea.
La
sal 
que
tras recorrer
 tu ser
aflora
en los poros 
de
tu piel.
Y
si al volver la vista atrás,
me
convirtiese 
en
estatua de sal,
estatua
de sal 
quiero
ser.
si
así tus labios 
me
han de besar.
La
sal de la vida,
la
sal de tu vida
ésa,
y no otra
yo
quiero ser.
©
Juan
Vivancos Antón
Nota: “La sal de tu
vida” forma parte de mi poemario “El Duende de
las letras”, publicado en 2010, páginas 93-94

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