TARDE DE MONAS DE PASCUA.
Las panaderías y confiterías de nuestro pueblo han elaborado para hoy las tradicionales monas de Pascua. Aunque en nuestra pedanía no esté tan arraigada la tradición de salir al campo para degustar este dulce, si que se adquiere para su consumo en los hogares.
El origen de la mona de Pascua no está muy claro pero ya en el siglo XVIII, era el obsequio clásico del padrino en el Domingo de Resurrección a sus ahijados, y el número de huevos correspondía a los años de edad de los niños hasta llegar a los doce. El ahijado iba a recogerla personalmente en su casa y la parte comestible servía como postre para toda la familia. Era también costumbre que el niño agasajado aprovechara la ocasión para recitar ante el padrino un verso laboriosamente aprendido: la “décima”.
El Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia, ofrece en su edición del año 1783 la siguiente definición: “Valencia y Murcia. La torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscara por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo”.
Quiero añadir una anécdota de la que he sido testigo hoy y que ha protagonizado la dependienta de una de nuestras pastelerías. Ante la repetida pregunta, que le hacían los clientes, de si aún le quedaban monas, llegado un momento ha contestado con un asomo de picardía en la mirada: “Lo siento pero ya sólo nos quedan monos. No le ve los huevos.”
Juan Vivancos Antón
Cronista Oficial de Cabezo de Torres.
Artículo incluido en mi libro "Cabezo de Torres 2006. Crónicas de una año extraordinario".
Pag. 97-98
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