domingo, 27 de junio de 2010

LA NOCHE DE SAN JUAN EN LOS PUEBLOS DE MURCIA.









LA NOCHE DE SAN JUAN EN LOS PUEBLOS DE MURCIA.
Entre Cabezo de Torres y Monteagudo, en un arco de un kilómetro y medio hay un conjunto histórico monumental en cuyo extremo oriental se alza el Castillo de Monteagudo, a continuación se encuentra el Castillejo, le sigue el Castillo de Larache y en el extremo occidental el castillo de Cabezo de Torres. Esta es tierra de castillos y de leyendas que nos han llegado gracias a la tradición oral de la gente sencilla de la huerta.
Son muchas las leyendas fantásticas que coinciden al decir que en la noche de San Juan se abren de par en par las puertas invisibles del otro lado del espejo siendo posible acceder a grutas, castillos y palacios encantados; liberar de sus ataduras y prisiones a las reinas moras, las princesas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; los tesoros se remueven en las entrañas de la tierra asomando para que los encuentre el afortunado de turno; se producen apariciones de duende y hadas o desapariciones misteriosas…
Junto con las leyendas también nos han llegado muchos ritos tradicionales de caracteres purificadores o curativos que en su gran mayoría giran en torno al agua o el fuego.
Respecto al agua existe la creencia de que al bañarse o caminar sobre la hierba humedecida por el rocío se asegura la salud para todo el año.
Mucho más extendida en nuestro entorno es la quema de una gran hoguera, a la que se arrojaran algunos objetos que representan las cosas ingratas que nos han sucedido, mientras bajo la luna nueva los asistentes formulan sus mejores deseos para el futuro mirando el fuego purificador de las hogueras de San Juan. En el cielo hay gran derroche de tracas y cohetes, pues el sabor acre de la pólvora no suele faltar en los pueblos mediterráneos durante la celebración de esta noche mágica.
En nuestro entorno huertano, en la noche de San Juan, existen una gran variedad de ritos de adivinación y en muchos de ellos se emplean vegetales.
El escritor murciano Pedro Jara Carrillo escribió con sencillez poética las costumbres de nuestros ancestros para la noche de San Juan, en su novela de costumbres murcianas “Las Caracolas”, ambientada en Cabezo de Torres a mediados del Siglo XIX.
“Antes de sonar las campanadas de la medianoche, comienzan los preparativos en todos los hogares para llevar a cabo los experimentos tradicionales, en los que pone Su mano la gracia del Santo del día.
Habrá música y baile hasta las doce de la noche, en que todos, en una alegre y bulliciosa avalancha, correrán hacia la acequia a lavarse la cara al sonar las campanadas de la media noche, y luego, a oír crujir las nueces bajos las gigantescas ramas de los nogales que, según la tradición, cuajan su fruto a esa hora.
En muchas barracas los huertanos cortan cuidadosamente, doce pedazos de cebolla, los cuales colocan en fila en el orden de los meses de año. Sobre cada uno de ellos colocan algunos granos de sal gruesa. Y estos doce cascos de cebolla, así dispuestos, dirán al día siguiente al labrador, cuáles serán, el próximo año, los meses de lluvia y los meses secos, según en los que aparezcan disueltos los granos de sal o queden insolubles.
Por su parte las mozas realizan el oráculo del amor, que las huertanicas usan para saber si son correspondidas o no por el mozo de sus sueños. Cortan sendas flores de alcachofas tiernas y lozanas, con sus pétalos morados y sus hojas punzantes. Las han metido en el aceite de dos candiles y después las han quemado por su parte florida. Las flores ennegrecidas, a las doce en punto serán colocadas en los frescos tinajeros y al amanecer las jóvenes enamoradas contemplarán si han vuelto a su frescor y lozanía.
Otro rito muy arraigado es el de adivinación para el que se disponen varios vasos llenos de agua. Se rompen huevos frescos recién cogidos del establo que se echan en los vasos, para que se transformen a otro día en caprichosas figuras que achacan a la gracia de San Juan. A través del cristal limpio y purísimo, la sencilla fe de las gentes suele ver una Virgen venerada, un barco velero o un caballo de Santiago cabalgando en la gran nebulosa celeste, que da pie a innumerables conjeturas y supuestas explicaciones”.
La tradición oral también nos hace llegar remedios para quitar las verrugas, en la noche de San Juan basta con aplicar sobre la misma leche de higuera. Otro remedio consiste en mojar las verrugas con babas de caracol. Ambas, a veces funcionan, a veces no.
Lo cierto que la noche de San Juan a nadie deja indiferente y hasta William Shakespeare escribió una obra de teatro dedicada exclusivamente a esta noche mágica: “Sueño de una noche de verano”.



Juan Vivancos Antón
CRONISTA OFICIAL DE CABEZO DE TORRES.



Artículo publicado el 27 de junio de 2010 en la sección Palmo a palmo del diario La Opinión.
El mismo día a las 10'00 horas la emisora de radio Onda Regional ha emitido una entrevista que me ha realizado con este mismo tema.