sábado, 30 de octubre de 2010

LA TRAGEDIA DEL SUBMARINO C-3




LA TRAGEDIA DEL SUBMARINO C-3

Joaquín Ruiz Baeza nació en 1911 en Cabezo de Torres y falleció el 12 de diciembre de 1936, frente a las costas de Málaga, cuando fue torpedeado y hundido el submarino C-3 en que prestaba sus servicios de cabo electricista.
Joaquín era el cuarto hijo del matrimonio formado por Joaquín Ruiz García y Concepción Baeza García. Su padre era guardia civil destinado en la casa cuartel de Cabezo de Torres. Más tarde fue destinado al Cuartel de Santa Lucía en Cartagena. Allí se forjó la infancia de Joaquín entre el mar y la vida castrense.
Con poco más de doce años logró su admisión en la Escuela de Marinería en El Ferrol, como hijo pobre de Guardia Civil. Realizó una vuelta al mundo en el Buque Escuela Galatea. Mostró especial interés por la formación de Especialista en Torpedos y todo lo relativo a los Sistemas de Electricidad.
El C-3 era del modelo 105-F y se construyó en los Astilleros de la Sociedad Española de Construcciones Navales en Cartagena. Fue botado el 20 de febrero de 1929. Tenía una dotación de 40 tripulantes. Su primera navegación fue a Sevilla con motivo de la Exposición Universal de ese año.
El C-3 desplazaba 925 T. en superficie y 1140T. en inmersión. La eslora era de 73’30 m., la manga de 6’30m.y el puntal de 5’7m.
Estaba equipado con dos motores Diesel Vickers que proporcionaban un potencia de 1000 cv. Con dos ejes y tres palas por hélice obtenía una velocidad de 16’5 nudos en superficie Disponía de dos motores eléctricos con una potencia de 375 cv. para la navegación en inmersión, llegando a los 8’5 nudos a una profundidad máxima de 90 m.
Estaba armado con seis tubos lanzatorpedos de quinientos treinta y tres milímetros, cuatro a proa y dos apopa, pudiendo llevar otros cuatro torpedos de reserva. Próximo a la vela tenía instalado un cañón Bonifaz de setenta y cinco milímetros.
El 12 de diciembre de 1936 a las 2’19 h. a la altura de Málaga, el submarino alemán U-34 al mando del Capitán Leutenant Harald Grosse, al cabo de la operación secreta Ursula, disparó un solo torpedo que impactó a unos ocho metros de la proa del C-3. El comandante del submarino español afecto a la Republica era el alférez de navío Antonio Arbona. El C-3 se hundió junto con 35 de sus tripulantes, entre ellos el cabo electricista Joaquín Ruiz Baeza, para los que se convirtió en un sudario de hierro. En la superficie quedaron tres supervivientes y dos cadáveres.
En 1996 el abogado Antonio Checa aficionado a la pesca observa que a 3’9 millas del puerto del Candado aparecen unas gotas de fuel. Este hecho repetido, lo pone en conocimiento de la Armada pues todo indica que se trata de los restos del C-3
En noviembre de 1998 el Estado Mayor de la Armada envía a la zona al Buque de Investigación y Salvamento “Mar Rojo” apoyado por buzos de la Unidad de Buceadores del Estrecho. El reconocimiento e identificación de los restos del “C-3” en situación 36° 40´N, 004° 21´W y a 70 m. de profundidad es un hecho.
El 18 de noviembre de 1998, durante el desarrollo de las maniobras “ALFEX-02”, los buques participantes abandonaron por unas horas los ejercicios dirigiéndose a rendir homenaje a los marinos desaparecidos en el hundimiento del ”C-3”.
El 11 de diciembre de 1999 se celebró en la Capilla de la Base de Submarinos de Cartagena el primer funeral por la dotación del C-3 con la asistencia del Almirante Jefe de la Zona Marítima D. Adolfo Baturone Santiago.


Juan Vivancos Antón
CRONISTA OFICIAL DE CABEZO DE TORRES


Artículo publicado en la sección "El lugarico" del diario La Opinión el día 30 de octubre de 2010
El título original de "La tragedia del submarino C-3" fue cambiada por "Joaquín Ruiz. El marino de Cabezo de Torres".

sábado, 9 de octubre de 2010

EL CASTILLO DE CABEZO DE TORRES







EL CASTILLO DE CABEZO DE TORRES.
El castillo de Cabezo de Torres forma parte del conjunto histórico-monumental que se extiende sobre el mapa de Este a Oeste, formando una media luna de aproximadamente un kilómetro y medio, en cuyo extremo oriental se alza el castillo de Monteagudo, a continuación se encuentra el Castillejo, le sigue el Castillo de Larache y en el extremo occidental la citada construcción de Cabezo de Torres.
Los restos del Castillo de Cabezo de Torres se encuentran sobre un cerro, densamente poblado en la actualidad, de forma alargada, de cima aplanada y unos 59 metros de altitud, que se eleva sobre el terreno circundante entre 20 y 25 metros. Sin embargo esta escasa diferencia de altura resulta suficiente para proporcionarle un cierto control del entorno y conectar visualmente con las fortificaciones vecinas y la propia ciudad de Murcia.
La mayor parte de las estructuras han sido destruidas o reutilizadas en la construcción de las viviendas actuales. Toda la zona se encuentra cubierta por piteras y palas, lo que añade aún más dificultad a la hora de realizar un estudio sobre los restos conservados.
Se trata de un edificio de planta cuadrada, de unos 40 m. de lado. En sus ángulos aparecen cuatro torreones inscritos en el cuadrado de la planta. En el lado N, un muro paralelo al exterior conforma una estrecha crujía. Es imposible decir más de la planta interior de la fortaleza puesto que se encuentra colmada de tierra y escombros.
A unos 20 metros en dirección Norte se conservan los restos de un torreón cuadrangular aislado cuya finalidad es dudosa y que en nuestra localidad se le conoce con el nombre de “turrión”. Mediante la observación de las fotografías aéreas efectuadas durante el vuelo de Julio Ruiz de Alda en el año 1927, cuando aún la parte superior del cerro no había sido urbanizada, se aprecia la existencia de un muro que partiendo del recinto cuadrangular se prolonga en dirección Norte abarcando todo el espacio estrecho y alargado que conforma la cima de la colina. El torreón aislado parece formar parte de esta línea de defensa.
Resulta difícil establecer la finalidad de esta fortaleza. En un principio, la existencia de torreones, la misma altura del cerro, y su relativo alejamiento del castillo de Monteagudo, induce a pensar que se trata de una construcción de carácter militar.
El Castillo de Cabezo de Torres se puede incluir en un conjunto de fortificaciones andalusíes que presentan como dominador común su planta cuadrada y cuyos precedentes más claros son los castillos omeyas existentes en el desierto de la zona sirio-palestina. A este conjunto pertenecen el Alcázar de Toledo, la Alcazaba de Mérida y la Alfarería de Zaragoza, la mayoría de ellos construidos en época omeya y seguramente por orden real.
El principal aspecto que evidencia el carácter musulmán de la fortificación lo encontramos en las técnicas constructivas propias de los alarifes musulmanes de al-Andalus, que construyeron sus murallas con sólidos lienzos de tapial de argamasa, tanto en la edificaciones de fortificaciones urbanas como rurales. El tapial se caracteriza por su color rojizo y es un material que se hace más duro con el paso del tiempo, como el cemento. Los muros de tapial están jalonados con torres rectangulares de poco saliente y situadas muy próximas entre sí, actuando como verdaderos contrafuertes. Su planta procura adaptarse a la topografía del terreno
En nuestra región, y más concretamente en torno a la ciudad de Murcia, encontramos varios ejemplos más de construcciones semejantes a la que nos ocupa, como el Castillo de la Asomada en el Puerto de la Cadena, que son los únicos conocidos en la Península. Todos ellos ofrecen enormes similitudes materiales entre sí, las cuales, en buena lógica, deberían reflejar también una misma realidad funcional.
Actualmente las ruinas del castillo de Cabezo de Torres están bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.


Juan Vivancos Antón
CRONISTA OFICIAL DE CABEZO DE TORRES


Artículo publicado en el diario La Opinión el día 9 de octubre de 2010
http://www.laopiniondemurcia.es/murcia/2010/10/09/castillo-cabezo-torres/275494.html


NOTA. En la fotografía que se adjunta al artículo no corresponde a las ruinas del Castillo de Cabezo de Torres. Son las ruinas del Castillejo.



Vista parcial de las ruinas del castillo de Cabezo de Torres.