sábado, 20 de marzo de 2010

Cabezo de Torres y El Raal, unidos por la advocación mariana de la Virgen de los Dolores.




Cabezo de Torres y El Raal, unidos por la advocación mariana de la Virgen de los Dolores.

Dos importantes efemérides unen a las pedanías de Cabezo de Torres y El Raal. Ambas situadas en plena huerta murciana y por tanto son fieles seguidoras de las tradiciones, costumbres y estilos de vida del hombre y las mujeres ligadas a la tierra; también con un mismo estilo de religiosidad popular y que viven con profundo sentimiento los acontecimientos de su pueblo.
Ambas localidades, El Raal y Cabezo de Torres en el transcurrir de los ciclos festivos del año son coincidentes en primer lugar en recordar a María Dolorosa; en un primer caso durante la Semana Santa, mientras que Cabezo de Torres procesiona a la Virgen de los Dolores el Viernes de Dolores, El Raal hace lo mismo en Viernes Santo con la procesión del silencio; si bien es en el mes de septiembre, coincidiendo con la festividad del día 15 que según el calendario está dedicado a “Nuestra Señora de los Dolores” cuando ambos pueblos festejan con actos lúdicos, religiosos y culturales la fiesta de la patrona.
Una segunda efeméride o coincidencia en el tiempo, aún salvando los momentos históricos en que se producen cada acontecimiento es el hecho que en este año de 2006 El Raal celebra el ochenta aniversario de la llegada de la primera imagen de la Virgen de los Dolores a la localidad y su proclamación como Patrona del pueblo. En Cabezo de Torres sería bastantes años antes, pero también en este 2006 conmemora el III centenario en que lloró un busto de la Dolorosa, suceso por el que se le pasó a denominar La Virgen de las Lágrimas. Posteriormente la parroquia adquirió una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores para procesionar por lo que, aún con la variante de Virgen de las Lágrimas – Virgen de los Dolores, son en sí unos mismos sentimientos religiosos de advocación mariana los que une a ambos pueblos.
En Cabezo de Torres, tras la Guerra Civil, será el imaginero Antonio Carrión Valverde, quien realiza la imagen de vestir para la parroquia de esta pedanía que actualmente ocupa el camarín del altar mayor. Al igual que ocurriera en El Raal, si bien en este segundo caso es obra del escultor José Sánchez Lozano, pero ambos artesanos fueron fieles al más puro estilo de nuestro imaginero más universal, el inmortal Salzillo, que con su gubia recreó en numerosas ocasiones la gran devoción de la diócesis: “La virgen de los Dolores”, imagen que, llegó a rozar lo sublime en el encargo de La Dolorosa para la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia, tallada en el año 1755. Ambas imágenes son las que reciben el afecto de los vecinos de sus respectivos pueblos y son procesionadas, como anteriormente señalé en la Semana Santa y en el mes de septiembre.
En referencia a la Patrona de Cabezo de Torres, podemos aportar más datos que también le unen con los vecinos raaleños; así por ejemplo el trono de la Virgen es obra del escultor y tallista murciano Juan Lorente, también autor del altar mayor de la iglesia parroquial de esta pedanía. Las tallas son desmontables; mide dos metros y medio de largo y se estrenó en las fiestas de 1963 donado por una familia de este pueblo. De igual forma el camarín de la patrona de El Raal sería unos años más tarde, en 1986, y en el taller del mismo tallista y escultor donde se trabajaron las tallas, molduras y barrramentos que adornarán el entorno más próximo de su Virgen.
En el año 1965 se adquirió una nueva corona para la Virgen que luce en los momentos más solemnes. Es obra del orfebre Vicente Segura y es toda de plata con incrustaciones de piedras semipreciosas. Fue la “Comisión de Fiestas de 1965” quien quiso hacerle este regalo a la patrona el primer día en que se celebró el novenario de las fiestas de aquel año.
En lo que respecta al manto de mayor esplendor que luce la Virgen, éste se encargó en los talleres cartageneros de Consuelo Escámez Calderón. Se bendijo el Viernes de Dolores del año 1960. El manto es de terciopelo, color verde esmeralda oscuro; está bordado todo él en oro fino con incrustaciones de abundantes piedras semipreciosas. Lleva bordados en hilos de seda diferentes grupos de ángeles y mide un total de cinco metros de largo por cuatro metros de ancho. El manto ha estado expuesto en diversas ocasiones culturales de las ciudades de Cartagena, Murcia y en la exposición internacional de artesanía de Munich (Alemania).
Pero si quien ocupa el altar mayor de la Iglesia Parroquial de Cabezo de Torres es la Virgen de los Dolores, la Patrona de Cabezo de Torres es la Virgen de las Lágrimas. El título se le dio a un busto de la Virgen de los Dolores que lloró el 8 de agosto de 1706 en la casa de Francisco López Majuelo, entonces incluida en el partido de Monteagudo, y cuyo solar se encuentra a la altura del número 69 de la calle Mayor de Cabezo de Torres, a unos 200 m. en donde posteriormente se levantó el templo parroquial. Este suceso milagroso se ha publicado en multitud de libros, artículos en prensa y revistas especializadas, y podemos resumirlo así:
Pasado el mediodía una criada subió a limpiar una habitación en donde había dos imágenes de devoción familiar, una de Jesús y otra de la Virgen de los Dolores de unos 35 centímetros de altura y protegidas por sendas urnas de cristal sobre unos manteles. La criada observó que el rostro de la Virgen estaba acongojado, que tenía la frente sudorosa y que de los ojos brotaban gruesas lágrimas. Llena de espanto y temor bajó a llamar a los amos y, efectivamente, todos vieron llorar a la imagen. Acudieron los vecinos más cercanos y se fue corriendo la noticia por la huerta llegando al lugar más labradores para contemplar el prodigio. Habiendo pasado un buen rato todos los presentes pudieron comprobar que de nuevo la Virgen comenzaba a sudar y llorar durando hasta las cuatro de la tarde. Hacia las nueve de la noche del mencionado día 8 de agosto, se pusieron a rezar el rosario y por tercera vez volvió a llorar la Virgen, en esta ocasión durante una hora ininterrumpidamente.
Al día siguiente las tropas de Felipe V acamparon cerca de la casa de Antonio López pues el día anterior habían mantenido un sangriento encuentro en las inmediaciones de Monteagudo. Enterados de lo sucedido acudieron los oficiales, soldados y capellanes del regimiento; también otras personalidades llegadas de Murcia. Todos fueron testigos del nuevo llanto de la Virgen. Por la noche, hacia las doce, llegó el obispo de Cartagena, don Luis Belluga –el que posteriormente fuese el Cardenal Belluga-. El obispo se arrodilló, hizo oración y sacó a la Virgen de la urna. Comprobó que era de yeso y quedó convencido de que era imposible una falsificación. y la transportó hasta una casa contigua en la que se tenía que hospedar. Allí la dejó durante dos días, en los que no se separó de Ella, y durante los cuales siempre hubo observadores presentes, pero el prodigio ya no se dio más.
El obispo preocupado por demostrar que aquello no era un engaño, mandó llamar a un Provisor, a un Notario y al Fiscal del obispado que junto a varios peritos en yeso, barnices y pinturas examinaron el busto durante varios días; por otra parte el Cabildo de Murcia escribió una carta al Obispo rogándole que la imagen del a Virgen fuese colocada en la catedral.
El traslado de la imagen a la catedral de Murcia se hizo el día 11 de agosto en solemne procesión y se colocó en la capilla de San Andrés. El obispo publicó una pastoral conforme al Concilio de Trento y declaró que las lágrimas eran milagrosas. En la pastoral explicó lo que él mismo había visto, los resultados de los exámenes periciales realizados, las informaciones de los testigos y la opinión de teólogos, concluyendo que: “declaramos por milagrosas dichas lágrimas, y sudor, y digna de veneración y culto la Sagrada Reliquia del os Manteles, donde corrió el sudor y las lágrimas”.
Pero el acontecimiento religioso tenía su relación directa con la Guerra de Sucesión Española entre los partidarios de los Borbones de Francia, que defendían los derechos al reino de España para Felipe V y los partidarios de la Casa de Austria que pedían los mismos derechos para el Archiduque Carlos. Con estos hechos el obispo toma parte en el asunto y envía a los sacerdotes para que hablen con las tropas de Felipe V y les inviten a unirse a las lágrimas de la Virgen con ayunos y oraciones tomando de adoptando de esta forma una consideración religiosa un conflicto inicialmente de bélico y de lucha de poder estatal.
Muchos son los documentos que demuestran que el milagro de la Virgen de las Lágrimas se cruzó en el camino del Obispo y lo marcó tan profundamente que no dudó en hacer de él bandera de su Episcopado. A partir de entonces Belluga no escatimaría esfuerzos, desde el pulpito y fuera de él, para potenciar y hacer extensiva a los feligreses de su Diócesis la inquebrantable fe que tenía depositada en esta advocación mariana.
Tanto fue el amor del mitrado por los Siete Dolores de la Virgen, que consagró toda la Diócesis a la devoción de la Virgen de los Dolores, e incorporó a su escudo episcopal el corazón traspasado por siete espadas, en referencia a los Dolores de María Santísima, reflejados en la Virgen de las Lágrimas. Todos estos acontecimientos extendieron rápidamente la devoción hacia la Virgen de Los Dolores, en lo que era el Reino de Murcia, que se incremento decisivamente durante el siglo XVIII y gozó de un esplendor muy notable hacia finales del siglo XIX y principios del XX, hasta el punto de que hoy en día el la Virgen más venerada en nuestras iglesias.
La imagen milagrosa de Nuestra Señora de las Lágrimas permaneció en la catedral hasta que el 16 de octubre de 1994 volvió a su tierra, tras 288 años de estancia en la capilla de San Andrés. El obispo de la Diócesis, Javier Azagra, el Vicario General y Dean del Cabildo, Antonio Martínez y el párroco y arcipreste de Cabezo de Torres, Pedro Lorente apostaron por que el deseo que permanecía en los vecinos se hiciese realidad; y así fue. Como colofón a tan digna efemérides, nuestro Obispo concedió a nuestra Parroquia un año Jubilar Mariano.
La imagen milagrosa de Ntra. Sra. de Las Lágrimas se encuentra expuesta en la capilla del Sagrario de la Iglesia Parroquial de Cabezo de Torres cuando se cumple el III centenario del milagro.
El Obispo de nuestra Diócesis DR. D. Juan Antonio Reig Pla, a petición del Párroco y Arcipreste D. Pedro Lorente Martínez ha establecido y promulgado en el “Templo Parroquial de Ntra. Sra. de Las Lágrimas de Cabezo de Torres”, la celebración de “Un Tiempo Jubilar Conmemorativo del III Centenario del Milagro de la Virgen de Las Lágrimas”, entre el 30 de marzo de 2006 y el 30 de marzo de 2007, enriquecido con las indulgencias concedidas por el Santo Padre Benedicto XVI.
En este año de 2006 multitud de festejos han conmemorado esta efeméride. El Raal también celebra con ilusión su efeméride: la llegada de la imagen de la Virgen de los Dolores a la parroquia. Una misma advocación mariana que une a dos pueblos.


Juan Vivancos Antón.
Cronista Oficial de Cabezo de Torres.


Este artículo esta incluido en el libro "Virgen de los Dolores, 80 aniversario de su llegada a El Raal" publicado en el año 2007.
Pag. 43-47

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