martes, 10 de enero de 2012

RECORDANDO LA PRESENTACIÓN DE LA NOVELA DE COSTUMBRES MURCIANAS “DE MÍ P’A TI Y P’A QUE NO S’OLVIDE”


La presentación estuvo a cargo de D. Manuel Segura Verdúr, Director del Centro Territorial de Televisión Española (TVE), a quien vemos en la imagen con el autor, Juan Vivancos Antón.
Ciertamente frágil es nuestra memoria hoy en día en donde el ritmo de vida que se nos impone nos lleva a un consumismo desaforados, en todos los aspectos, sin dejarnos apenas unos instantes para saborear lo bueno que la vida nos ofrece.
Es por esto que aunque hace apenas un par de meses que realizamos la presentación de mi novela de costumbres murcianas “De mí p’a ti y p’a que no s’olvide”, nos pueda parecer que fue algo que ocurrió en un pasado muy lejano.
Por este motivo aquí traigo el texto pronunciado por D. Manuel Segura Verdú, Director del Centro Territorial de Televisión Española (TVE), que fue el encargado de presentar la citada novela en la Sede Social de la Peña Huertana “La Crilla” de Puente Tocinos el jueves día 27 de octubre de 2011.
Este texto me fue entregado gentilmente por D. Manuel, a la conclusión del acto, y lo guardo con cariño como recuerdo de aquel acto inolvidable. Ahora lo comparto con todos vosotros.
Juan Vivancos Antón
Investigador y escritor
Cronista Oficial de Cabezo de Torres

PRESENTACIÓN NOVELA COSTUMBRISTA
"Buenas noches. Quisiera agradecer, en primer lugar, a los organizadores de este acto la deferencia que han tenido a la hora de contar conmigo para presentar el libro que hoy tendrán en sus manos.
De mí p’a ti y p’a que no s’olvide ha sido definido por su propio autor como una novela de costumbres murcianas. Y es que, si de algo podemos presumir los murcianos, es de tener costumbres. Esa es la pura verdad.
El Juanito, protagonista de la novela, de apenas una decena de años, deduzco que tiene un elevado componente del propio autor, Juan Vivancos Antón. Sus vivencias, vistas a los ojos a veces de la sorpresa y la incredulidad, son las mismas que todos hemos tenido alguna vez a lo largo de nuestras vidas. Vivir para contarlo, que decía Gabriel García Márquez. Como él y yo somos de la misma generación, diré que todos hemos tenido alguna vez esa libreta de dos rayas que le compraron a Juanito en un estanco y ése lápiz con mina de carboncillo y goma en el extremo. Y con ello, soñamos un día, como hace el protagonista, con ser escritor. Y leímos también los tebeos del Capitán Trueno y el Jabato. Incluso los de Pumby.
Leyendo este libro, me he reconciliado con muchas palabras y frases de mi niñez, aquellas que, transmitidas oralmente, permanecen instaladas en una parte del cerebro hasta que alguien, como por arte de magia, la activa y rebrotan.
La novela que hoy presentamos es un sentido homenaje a Cabezo de Torres, esa pedanía con perráneo de la que Juan Vivancos es merecido cronista y, a partir de mañana, también vecino ilustre. Bueno, a la pedanía y lo que es más importante: a sus gentes.
El periodo que abarca esta obra es especialmente significativo. Las décadas de los años 50, 60 y 70 del pasado siglo constituyeron para los españoles un punto de inflexión entre la dura posguerra y el advenimiento democrático. Fue en esos años cuando, nos cuentan, pasamos de la alpargata al Seat 600 y, como detalla el propio Juanito, a la luz de 125 que ‘funciona cuando viene’ pues, a veces, ‘se va y vuelve’.
Me llama la atención la capacidad descriptiva del autor. Casi con memoria fotográfica, nos detalla todos y cada uno de los rincones donde se localiza cada pasaje. Y eso es de agradecer, ya que nos refresca la memoria de cosas, enseres y utensilios, algunos de los cuales, ya teníamos olvidados.
Y los apodos. Para los que somos de pueblo, el apodo es algo intrínseco. Bien es cierto que los hay más o menos bonitos, pero es evidente que constituyen el sello identificativo de familias enteras. Juan Vivancos se ocupa de detallarnos una retahíla de ellos, algunos, ciertamente celebrados.
Me llamó la atención también la referencia que el autor hace de otro cronista, tristemente desaparecido: Carlos Valcárcel. Fue, sin duda, uno de los personajes más genuinos que ha dado esta tierra. Y eso se contrasta en lo que Vivancos describe, cuando habla de la intensidad con la que don Carlos y su familia vivían en el Cabezo una matanza, una boda o un bautizo.
Es en el capítulo dedicado al riego, donde el autor hace referencia a la cansera del huertano, y ello me retrotrae a otro embajador de nuestra peculiar habla como fue el poeta de Archena, Vicente Medina.
¿Y cómo no hablar de máscaras y carnaval si nos referimos a Cabezo de Torres? Y un obligado recuerdo para el malogrado Pepe el Mislám.
Y el cine. Cuenta dos divertidas anécdotas Vivancos al respecto. Una, la de un tío suyo que salió corriendo de la sala cinematográfica al ver como desde la pantalla se le abalanzaban los indios a caballo, mientras perseguían a Jon Vaine y otra, la de un espectador que, disconforme con que el malo abusara de la guapa, le pegó un tiro a la pantalla dejando una enorme tronera.
Y la radio. Comprenderán que para alguien que comenzó su andadura profesional en ese apasionante medio, las referencias sean de agradecer. El consultorio de Elena Francis o los seriales de Guillermo Sautier Casaseca en la voz, entre otras, de Matilde Conesa, nunca se podrán borrar de nuestras mentes.
Y concluyo, a fin de no cansarles demasiado. La novela que hoy traemos aquí es una parte consustancial de todos y cada uno de nosotros. Leyéndola refrescaremos la memoria de episodios pretéritos de nuestros días, cuando las cosas parecían más livianas y el peso de las responsabilidades de la adultez no nos provocaba tanto vértigo. Juan Vivancos Antón ha sabido tocar la fibra sensible, horadando en el corazón de la gente, de sus costumbres, sus vidas y haciendas. Con sencillez descriptiva y, a ratos, con asombro infantil. Como el del gesto que muestra ese niño en la fotografía de la portada de la novela que, no sé yo, si es también obra de arte del retratista de turno, al que también se rende homenaje en esta entrañable publicación. Muchas gracias por su paciencia al escucharme y buenas noches".


NOTA: El texto también lo podéis ver en el blog de D. Manuel Segura Verdú, en el enlace: http://manuelsegura.wordpress.com/conferencias/

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